El Sumo Pontífice León XIV arribó este martes a Beirut, completando el último tramo de su primera gira internacional que previamente incluyó visitas a Jordania y Chipre. Su llegada al Líbano, país con una significativa población cristiana pero sumido en una profunda crisis económica y política, tiene un alto simbolismo pastoral y diplomático.
En el aeropuerto, el Papa fue recibido por autoridades civiles y religiosas, incluyendo al presidente libanés y al patriarca maronita. En sus primeras declaraciones, el Santo Padre expresó su “solidaridad con todos los libaneses” y su esperanza de que “el diálogo y la unidad prevalezcan sobre las divisiones”.
La agenda papal en Líbano incluye una misa multitudinaria en el centro de Beirut, un encuentro con jóvenes y reuniones con líderes de las distintas comunidades religiosas del país. Analistas destacan que esta visita busca alentar la estabilidad en una nación que históricamente ha sido ejemplo de coexistencia interreligiosa en Medio Oriente.
